Cuando el virólogo Jonas Salk y el arquitecto Louis Kahn se conocieron en 1959, conectaron inmediatamente. En esa época Kahn tenía fama de ser un poeta dentro de los arquitectos y Salk estaba muy entusiasmado con la idea de crear un centro de investigación científica que tuviera todas las condiciones necesarias para atraer y nutrir a las mentes más brillantes de la ciencia y las humanidades, para que se dedicaran a “explorar los cimientos mismos de la vida”.[1]


Jonas Salk decidió mudarse a la costa oeste seducido por el enfoque más liberal hacia la vida y la ciencia en este lugar. Allí, la Universidad de California le ofreció varios terrenos para crear su instituto y en sus visitas llevó con él al arquitecto para que le ayudara a escoger la mejor locación. El sitio elegido fue una parcela junto a un impresionante acantilado costero en el área de La Jolla, en San Diego. Este sitio reunía las condiciones de belleza natural que Salk buscaba para crear una atmósfera que cultivara la creatividad.
El edificio diseñado por Kahn fue revolucionario en su momento y, de hecho, se convirtió en modelo para posteriores laboratorios. Su organización es sencilla, cuenta con tres áreas principales: Los laboratorios, los estudios y las oficinas administrativas. Todo está ubicado en dos franjas paralelas que conforman un patio abierto que evoca un claustro, con un estrecho canal de agua que corre en dirección al mar y que luego cae en cascada hacia una serie de piscinas abajo.[2]


Las torres de los estudios se elevan a ambos lados del patio con paredes en ángulo a 45 grados, que ofrecen vistas espectaculares sobre el patio y el océano. Las ventanas tienen incorporadas persianas de madera de teca que permiten ajustar la entrada de luz y captar las brisas como forma natural de ventilación. Estos estudios ofrecen un lugar de calma y contemplación a los Investigadores Principales. Cuando un estudio es asignado, el ocupante escoge el tipo de escritorio, muebles y decoración, esto permite la personalización del espacio de trabajo.
Justamente este aspecto de personalización de los espacios de trabajo, que ha sido estudiado principalmente en el sector empresarial, ha demostrado que, permitir que el empleado use muebles, lámparas, plantas o fotografías de su elección, proporciona una mayor sensación de conexión entre el empleado y la organización. También ayuda a los empleados a concentrarse mejor en su trabajo, a combatir el estrés, alimenta la imaginación y despierta la creatividad.[3]


En cuanto a los laboratorios, Kahn creó una estructura en concreto armado que hace que las paredes interiores del edificio se puedan quitar o poner con paneles de yeso, esto permite que los espacios de los laboratorios puedan ser adaptados sin mayor costo ni contratiempo a las demandas de los científicos y las cambiantes tecnologías; también creó unos pisos falsos entre los niveles de laboratorios destinados a llevar todas las instalaciones: gas, electricidad, agua, ventilación, telecomunicaciones, etc., con el fin de que los técnicos pudieran reparar o modificar cualquier servicio sin interrumpir ningún experimento.
Estas y otras ideas de diseño introducidas en el Salk Institute fueron concebidas para el beneficio de la mente como motor de la productividad de sus ocupantes. No obstante, siendo un edificio pensado desde la funcionalidad, el Salk Institute es un hito y una de las obras más poéticas de la arquitectura moderna norteamericana y sin duda una obra apreciada por la comunidad científica que cobija. De hecho, es un edificio que se ha convertido en paradigma para muchos otros laboratorios alrededor del mundo.
“La mente es el alma y el cerebro es el instrumento del que se deriva nuestra singularidad, y del que se deducen nuestras actitudes.”
Conversaciones con Estudiantes – Louis Khan
Si nos preguntamos si realmente el diseño puede ayudar a ser más creativos y productivos, tendríamos que esperar una respuesta más clara desde la investigación de psicólogos; sin embargo, cabe destacar que desde su inauguración en 1965, los científicos del Salk Institute han sido reconocidos con numerosos premios, entre ellos 6 Premios Nobel.[4]
Los invitamos a que nos acompañen en este viaje al descubrimiento de la arquitectura puesta al servicio de la salud mental y el bienestar. Por favor déjenos su email para seguir en contacto.
[1] Es el lema de la institución que puede ser encontrado en su website. https://www.salk.edu/about/history-of-salk/
[2] LinkedIn https://www.linkedin.com/pulse/should-employees-embrace-personalization-workstations-manoj-tomar/?trk=pulse-article_more-articles_related-content-card
[3] El patio fue diseñado por el arquitecto mexicano Luis Barragán.
[4] Premios y galardones del Salk Institute https://www.salk.edu/about/awards-and-accolades/
3 thoughts on “¿Fue Louis Kahn el primer neuroarquitecto?”