Estrategias de diseño para evocar la esencia del agua

Hace unos días publiqué una encuesta sencilla: ¿A qué paisaje acuático escaparías ahora mismo?

La mayoría respondió lo que, en el fondo, muchos sentimos: el mar, para relajarse.

Pero, ¿qué tiene el mar?
Y más aún: ¿cómo podemos recrear esas sensaciones desde el diseño, incluso cuando no tenemos el mar enfrente?

Wellcome Sainsbury Centre en Londres.
La fachada ondulada en vidrio de este laboratorio de neurociencia, se inspiró tanto en el oleaje del mar con en la ondas cerebrales.
Edificios modernos en forma de ola junto a un cuerpo de agua, reflejándose en su superficie, durante el atardecer.
The Wave, Dinamarca.
Este complejo residencial diseñado por Henning Larsen en Vejle fusiona forma y contexto: sus siluetas ondulantes reflejadas en el fiordo evocan el movimiento de las olas, creando una experiencia sensorial continua entre el edificio y el paisaje acuático que lo rodea.

Neurociencia del mar: por qué nos calma

🔹 Ritmo constante y predecible
El sonido de las olas actúa como un ruido blanco natural. Es envolvente, suave y repetitivo. Este tipo de estímulo regula el sistema nervioso parasimpático, ayudándonos a entrar en estados de relajación profunda.

🔹 Horizonte abierto
Estar frente al mar expande nuestro campo visual: sin barreras, ni muros, ni estímulos caóticos. La mirada se relaja, el cuerpo se afloja. En términos neurológicos, disminuye la activación de la amígdala, reduciendo la sensación de amenaza.

🔹 Colores que calman
Los tonos azules, turquesa y grisáceos del agua marina están vinculados con la serenidad. Se ha demostrado que los colores fríos, en especial el azul, disminuyen la frecuencia cardíaca y promueven la introspección.

🔹 Movimiento hipnótico
El vaivén del agua es visualmente rítmico. El cerebro responde a ese movimiento con una especie de meditación visual que favorece la concentración, la creatividad y la tranquilidad.

🔹 Conexión profunda con la vida
Más allá de lo sensorial, el mar activa algo ancestral. Representa el origen, la inmensidad, lo sagrado. Y eso toca algo en nuestra memoria emocional.

Un hombre contemplando un paisaje marino, simbolizando la conexión con la tranquilidad y la serenidad del mar.

¿Cómo traducir todo esto en diseño y arquitectura?

Aunque el mar esté lejos, su efecto puede inspirar el diseño de interiores, fachadas y espacios urbanos. Estas son tres maneras de traducirlo arquitectónicamente:

1. Crear la ilusión del agua

¿Cómo se hace?
A través de materiales, iluminación, texturas, imágenes o sonidos que evocan el agua sin necesidad de incorporarla físicamente. Ejemplos:

  • Superficies reflectantes (vidrio, piedra pulida, acero inoxidable).
  • Juegos de luces y sombras que simulan reflejos ondulantes.
  • Arte mural o fotografía de paisajes acuáticos.
  • Sonido ambiental de olas, lluvia o corriente suave.
  • Pavimentos con patrones de ondas o “ríos”.

Ventajas:

  • Bajo mantenimiento.
  • No requiere conexión hidráulica ni control de humedad.
  • Se puede aplicar en interiores pequeños o en climas secos.
  • Es más económico y sostenible a largo plazo.
  • Permite un enfoque artístico o simbólico.

Desventajas:

  • Puede sentirse artificial si no se ejecuta bien.
  • No ofrece los beneficios físicos del agua (humedad, frescura, ionización).
  • Puede carecer del componente multisensorial que aporta el agua real.

2. Incorporar cuerpos de agua reales (fuentes, cascadas, estanques)

¿Cómo se hace?
Instalaciones con agua en movimiento o en reposo dentro del entorno construido. Ejemplos:

  • Fuentes en patios o accesos.
  • Estanques reflectantes en interiores o exteriores.
  • Cascadas interiores controladas.
  • Muros de agua o canales lineales integrados al paisaje.

Ventajas:

  • Aporta humedad natural, regula temperatura y mejora el microclima.
  • Crea una experiencia multisensorial (vista, sonido, frescura, movimiento).
  • Estimula relajación, contemplación, bienestar físico y mental.
  • Puede ser un elemento central de diseño biofílico.

Desventajas:

  • Requiere mantenimiento constante (limpieza, control de algas, filtros).
  • Puede generar problemas de humedad si no se gestiona bien.
  • Mayor coste de instalación y operación.
  • Riesgos de seguridad (resbalones, atracción para niños pequeños).
  • Requiere previsión técnica (impermeabilización, bombas, drenaje).

3. Diseño urbano con agua para el bien común

Cuando no es posible incluir agua dentro de los edificios, su presencia en espacios públicos se vuelve esencial.

  • Mejora la calidad del entorno urbano.
  • Ofrece bienestar accesible a toda la comunidad.
  • Fomenta la conexión social y el sentido de lugar.

El agua en la ciudad no es solo decoración: es infraestructura emocional y social.

Reflexión final:

¿Qué estrategia elegir?
Depende del clima, el uso del espacio, el presupuesto y la experiencia deseada. A veces, lo más poderoso no es reproducir el agua, sino evocar su esencia. Otras veces, una pequeña fuente puede transformar un ambiente entero.

En definitiva, no se trata solo de imitar el agua, sino de traducir lo que nos hace sentir.

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Published by Patricia Fierro-Newton

Architect and researcher based in London. I founded Neurotectura to explore how architecture can support neurodivergent lives through more empathetic and inclusive design.

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