Color y Neuroarquitectura: La experiencia visual humana

Cuando observas una fresa madura, ¿la ves roja? Lo que quizás no sabes es que la fresa no tiene color y que lo que ves es solo una representación en tu cerebro.

Y es que el color no existe fuera de nuestra percepción. Es una codificación que nuestro cerebro hace de cierto rango de ondas de luz.

Desde una perspectiva física, el color es simplemente radiación electromagnética dentro de un rango específico de longitudes de onda —entre aproximadamente 400 y 700 nanómetros —que el ojo humano puede detectar. Esto se conoce como el espectro visible.

Diagrama que muestra la longitud de onda de la luz visible en nanómetros, junto a un ojo humano.
Espectro visible de la luz, mostrando longitudes de onda en nanómetros y su relación con la percepción del color.
Ilustración de un ojo humano destacando la retina, fóvea y punto ciego, junto a una representación de las células que procesan la luz en la retina.
Diagrama del ojo humano, destacando la retina, la fóvea y el punto ciego, en el contexto de la percepción del color.

¿Cómo vemos el color?

Cuando la luz incide sobre un objeto, algunas longitudes de onda son absorbidas, mientras que otras son reflejadas.

La luz reflejada entra en el ojo, pasa a través de la córnea, pupila y lente, y viaja a través del cuerpo vítreo hasta la retina.

En la retina, dos tipos de fotorreceptores —bastones y conos— transforman la luz en señales eléctricas:

  • Bastones: Funcionan en poca luz, proporcionando visión en blanco y negro.
  • Conos: Detectan color y detalles finos en condiciones de luz brillante.

Tenemos tres tipos de conos:

  • Conos L – longitudes de onda largas (rojos)
  • Conos M – longitudes de onda medias (verdes)
  • Conos S – longitudes de onda cortas (azules)

Aunque solo tenemos tres tipos de conos, nuestro cerebro puede interpretar alrededor de un millón de tonos diferentes.

Las señales viajan por el nervio óptico hacia los centros visuales del cerebro, donde se construyen las imágenes —y los colores— que percibimos.

El color no es una propiedad de los objetos; es una experiencia neuronal.

Two contrasting grid patterns illustrating optical illusions. The left grid features lighter gray squares against a white background, creating a sense of depth, while the right grid displays darker gray squares on a black background, enhancing the visual effect.
Ilusión de la Mazmorra de Bressan
Un ejemplo contundente de cómo el contexto da forma a la percepción. En ambas imágenes, la franja de color central es exactamente la misma, pero parece diferente debido a los fondos contrastantes. Esto demuestra que el color no es algo fijo en los objetos, sino que es construido por el cerebro a partir de las señales que recibe del entorno.

El contexto da forma al color

Las mismas longitudes de onda pueden aparecer como diferentes colores dependiendo de la iluminación, las superficies y el contexto.

  • Una pared blanca bajo iluminación roja parecerá rosa.
  • En la ilusión de la Mazmorra de Bressan, los colores idénticos parecen diferentes cuando están rodeados de fondos contrastantes.

Esto muestra que el color es una construcción del cerebro, no una realidad fija.

Color y neuroarquitectura

Si el color existe únicamente en nuestra percepción, su papel en neuroarquitectura va mucho más allá de elegir un tono para una pared: implica diseñar cómo será experimentado por quienes ocupan el espacio, y cómo influirá en:

  • El estado de ánimo y los niveles de activación (energía o calma).
  • La orientación y la memoria espacial.
  • La percepción del tamaño y el ambiente (espacios más amplios, más íntimos, más cálidos o más fríos).
  • Las necesidades sensoriales de cada usuario (evitando sobrecarga o estimulando).

El uso estratégico del color permite crear entornos que favorezcan el bienestar, la funcionalidad y la conexión emocional.

El daltonismo, o deficiencia de visión cromática (CVD, en inglés), no es solo la falta de color; es cómo el cerebro procesa ciertas longitudes de onda de luz de manera diferente debido a cambios en los conos retinianos. Las personas con CVD todavía pueden ver colores, pero su capacidad para diferenciar ciertos tonos —especialmente rojos y verdes, o menos a menudo azules y amarillos —se ve afectada.

A woman holds a vibrant red strawberry in one hand and a grey-scale version in the other, illustrating the concept of perception and color in the brain.
Visión normal (izquierda) vs Acromatopsia (derecha)
Comparación que muestra cómo una persona con visión cromática típica y alguien con acromatopsia perciben la misma escena. En la acromatopsia, la ausencia o mal funcionamiento de los conos de la retina hace que el mundo se vea únicamente en tonos de gris, sin información de color, y a menudo va acompañada de sensibilidad a la luz y una agudeza visual reducida.

Cuando el cerebro ve los colores de manera diferente: daltonismo

No todos perciben el color de la misma manera.

En deficiencia de visión cromática —comúnmente llamada daltonismo—, los conos en la retina envían señales alteradas al cerebro, cambiando cómo se interpretan los matices.

Contrario a la creencia popular, la mayoría de las personas con daltonismo no ven el mundo en blanco y negro, sino en una paleta de colores alterada o reducida.

¿Qué tan frecuente es?

  • 8% de los hombres y 0.5% de las mujeres en todo el mundo.
  • El tipo más usual es heredado a través del cromosoma X, lo que explica la mayor prevalencia en hombres.
  • En la práctica: al menos 1 de cada 12 hombres y 1 de cada 200 mujeres en cualquier grupo grande tendrá alteración de la percepción del color.

Implicaciones del diseño

Siendo el color una percepción —y considerando que no todas las personas lo perciben de la misma manera—, su papel en el diseño debe analizarse con mayor profundidad.

Por ejemplo, en casos de daltonismo, si un proyecto depende únicamente del color para transmitir información, parte de los usuarios podrían desorientarse o no acceder a ella.

  • Patrones, texturas o símbolos junto con el color.
  • Contrastes claros y oscuros, no solo de tono.
  • Simuladores de daltonismo para evaluar la accesibilidad de las paletas.
Curiosidad cultural
En Japón, la luz “verde” de los semáforos suele verse más azulada que en otros países. Esto se debe a que en japonés antiguo la palabra ao (青) se usaba para referirse tanto al azul como al verde. Aunque la normativa moderna exige que sea verde, el matiz se ajustó hacia un tono turquesa para que culturalmente pueda seguir llamándose “ao shingō” (luz azul).

Ejemplo: Semáforos y daltonismo

Para la mayoría de las personas, los colores rojo, amarillo y verde de un semáforo son fácilmente reconocibles. Pero para alguien con daltonismo rojo–verde —el tipo más común—, estos tonos pueden ser difíciles de diferenciar, especialmente a distancia o con poca luz.

En lugar de percibir un rojo brillante en la parte superior y un verde intenso en la parte inferior, pueden ver dos tonos similares de marrón amarillento, y depender de la posición (arriba, medio, abajo) o del brillo para distinguirlos.

Por esta razón, el diseño inclusivo en la señalización vial no se basa únicamente en el color: muchos países estandarizan la disposición vertical, la forma y la intensidad luminosa para que el significado sea claro para todos los usuarios, independientemente de su percepción cromática.

El color no está en las paredes, sino en la mente.
El papel del diseñador es crear las condiciones para que esa percepción favorezca el estado de ánimo, la funcionalidad y la inclusión.

Reflexiones finales

En neuroarquitectura, el color:

  • Existe solo como percepción en el cerebro.
  • Modela emociones, comportamiento y bienestar.
  • Debe integrarse de forma inclusiva, considerando variaciones como el daltonismo.
  • Funciona mejor en conjunto con contraste, textura y luz para una comunicación clara y universal.

Referencias

Stockman, A., & Brainard, D. H. (2010). Color vision mechanisms. In M. Bass (Ed.), The optical society of America handbook of optics (3rd ed., Vol. 3, pp. 11.1–11.104). McGraw-Hill.

Published by Patricia Fierro-Newton

Architect and researcher based in London. I founded Neurotectura to explore how architecture can support neurodivergent lives through more empathetic and inclusive design.

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