A lo largo de la historia, la arquitectura se ha descrito de muchas formas: a veces como arte puro, otras como una fusión entre arte y tecnología. Pero ¿y si la viéramos de otra manera? No solo como refugio o infraestructura, sino como la creación de realidades.
A diferencia de los videojuegos o la realidad virtual, no se trata de simulaciones digitales. Se trata de entornos tangibles y tridimensionales. Concreto, vidrio, madera y piedra se convierten en las herramientas con las que los arquitectos dan vida a diversos mundos.

¿Qué es la realidad?
La realidad puede definirse como el estado de las cosas tal como existen: abarcando el mundo físico, sus bloques fundamentales, y las condiciones sociales y culturales en las que vivimos, independientemente de nuestras fantasías o deseos.
Sin embargo, nuestro acceso a esta realidad siempre está mediado por la percepción. Nuestros sentidos y cerebros filtran, interpretan y construyen el mundo que experimentamos. Esto difumina la línea entre lo que realmente existe y lo que meramente aparece, haciendo de la realidad algo a la vez objetivo en sus fundamentos y subjetivo en la forma en que se vive.
«El mundo que experimentamos proviene tanto de adentro hacia afuera como de afuera hacia adentro.»
Anil Seth — Profesor de ciencia cognitiva y computacional
¿Por qué la realidad no es lo que parece?
Hace más de dos mil años, Platón imaginó a unos prisioneros encadenados dentro de una cueva, confundiendo las sombras con la realidad. Solo cuando uno de ellos salió a la luz del sol, entendió que lo que habían visto no era el mundo en sí, sino una proyección distorsionada de este.
Platón estaba más cerca de la verdad de lo que podía imaginar. Nuestros cerebros reciben solo una fracción de las señales del mundo, dejando oculta la mayor parte de la realidad. Sin ir más lejos, los ojos humanos están sintonizados a una franja de luz visible —apenas de 400 a 700 nanómetros—, mientras que incontables otras longitudes de onda permanecen invisibles.
Cada especie percibe el mundo de manera distinta gracias a sus sentidos únicos: los perros, con millones de células olfativas, rastrean presas invisibles para nosotros; las abejas distinguen colores fuera de nuestra imaginación para orientarse y comunicarse, y los murciélagos escuchan ultrasonidos de hasta 200 kHz para navegar en la oscuridad. Todos ellos superan ampliamente las capacidades humanas.

The Panteon o templo de todos los dioses, posee una gran cúpula en concreto, abierta en el centro, siendo esta la unica entrada de luz natural. El efecto de la entrada de la luz funciona como un gran reloj de sol y crea dramatismo en el interior.


Los arquitectos han aprendido a jugar con la percepción para crear emociones o ilusiones, utilizando la luz, las formas y los materiales. El Panteón de Roma es un gran ejemplo de esto. Su cúpula, con un óculo de 9 m de diámetro, deja entrar la luz del día como un reloj cósmico. A medida que el sol se mueve, la luz recorre las paredes y el suelo, transformando el espacio en un teatro del tiempo.
De fragmentos de iluminación se construye todo un universo. Los visitantes suelen describirse abrumados hasta el punto de las lágrimas —no por la gran mole de concreto que es el Panteón, sino por lo que les hace sentir: una realidad que se siente infinita, sagrada y trascendental.
Como sugiere la Teoría de la Interfaz de la Percepción de Donald Hoffman, nuestros sentidos no evolucionaron para revelar la verdad, sino para guiar la supervivencia, ofreciéndonos una “interfaz” simplificada de la realidad. El neurocientífico Anil Seth refuerza esta idea, llamando a la percepción una “alucinación controlada”: no un registro pasivo del mundo, sino la mejor conjetura continua del cerebro —modelada por la expectativa, la memoria y la cultura— sobre lo que existe más allá de los sentidos.
La física lo confirma: la relatividad de Einstein demuestra que incluso el tiempo y el espacio dependen de la perspectiva que se asuma, mientras que el mundo cuántico revela partículas que colapsan en certeza solo cuando son observadas. La realidad, entonces, no es fija, sino que emerge a través de la interacción y la observación.

Cuando el Guggenheim de Frank Lloyd Wright abrió sus puertas en la Quinta Avenida, los vecinos lo denunciaron como una “monstruosidad” que chocaba con la cuadrícula de Manhattan. Hoy es celebrado en todo el mundo como una obra maestra y un símbolo de Nueva York, aunque su popularidad sigue afectando a los residentes con ruido y multitudes.


“Todo esto te descolocará por completo o será justo lo que has estado soñando.”
Frank Lloyd Wright – refiriéndose al Museo Guggenheim
Múltiples Realidades
Si la percepción está influida por la biología y la experiencia, una realidad unificada es inalcanzable, lo que da lugar a diversas interpretaciones de los acontecimientos y a múltiples realidades subjetivas en lugar de una sola verdad.
El Museo Guggenheim de Nueva York ejemplifica cómo la arquitectura influye en las experiencias individuales, destacando que elementos como la espiral, la acústica y la luz son interpretados de manera subjetiva por cada persona.
- Un estudiante de arquitectura podría maravillarse con el edificio como una obra maestra técnica de forma y material, mientras que un historiador del arte podría centrarse en su lugar dentro de la historia intelectual del diseño.
- Un turista, en cambio, puede encontrar sus espirales confusas o desorientadoras, luchando con rampas que resultan juguetonas o agotadoras, según el cuerpo que las recorra. Para algunos visitantes, los ecos en la rotonda son una intrusión molesta; para otros, apenas perceptibles.
- Mientras tanto, los residentes suelen ver al museo tanto como un ancla cultural que ha revitalizado su vecindario, como una fuente de molestias por el ruido y las multitudes.
El museo, por lo tanto, no es una sola y monolítica “realidad”. Son muchas, cada una moldeada por la interacción entre arquitectura y percepción. Esta es la esencia de por qué algunas personas lo aman y otras lo detestan, siendo ambas experiencias igualmente válidas.

Versalles fue mucho más que una residencia real: fue un escenario de poder absoluto. Cada eje, perspectiva y sendero del jardín estaba diseñado para dirigir la mirada de regreso al rey, moldeando una realidad política de jerarquía y control de la que los visitantes no podían escapar.
La arquitectura como el arte de crear realidades
Si la percepción crea realidad, entonces la arquitectura —al moldear la percepción— genera realidades también. El entorno construido es una de las fuerzas más poderosas en la experiencia humana. La arquitectura nunca es neutral: modula, filtra y canaliza la percepción.
La historia lo demuestra. El Palacio de Versalles impuso un orden político, las catedrales góticas inspiraron asombro, el Panteón evocó el cosmos y el Guggenheim divide a su público. En cada caso, la arquitectura guionó la percepción —y con ella, la realidad.


Encargada por Enrique III, la abadía se convirtió en escenario de coronaciones y entierros, en una “Biblia de piedra” para los analfabetos y en un monumento de orgullo cívico. Sus arcos apuntados elevaban la mirada hacia el cielo, mientras que su planta cruciforme encarnaba el cosmos cristiano. Por dentro y por fuera, trazaba una realidad sagrada concebida para unir, enseñar e inspirar asombro.

Los vitrales de Notre Dame no eran decoración, sino doctrina. Proyectaban luz coloreada como símbolo de la verdad divina e introducían a los fieles en una realidad teocéntrica: no el mundo natural, sino el mundo revelado por la Iglesia, donde santos, reyes y creyentes por igual ocupaban una jerarquía sagrada.
Lo mismo ocurre hoy. En un hospital, un pasillo puede tranquilizar con luz natural y puntos de referencia —o desorientar con la monotonía. En una escuela, los espacios lúdicos pueden despertar la colaboración —o las particiones rígidas pueden sofocarla. En una ciudad, una plaza soleada puede invitar a la conexión, mientras que un callejón oscuro provoca ansiedad. Cada decisión de diseño es una elección sobre cómo se vivirá la realidad.
La Responsabilidad de la Creación
Desde la caverna de Platón hasta la neurociencia moderna y la física cuántica, una lección es clara: la realidad no se descubre, se cocrea.
La psicología muestra un vínculo fuerte y constante entre la realidad percibida y el comportamiento —incluso cuando esas percepciones son parciales, sesgadas o falsas. En otras palabras: nos convertimos en lo que creemos; somos lo que pensamos que es real. La percepción no es pasiva; es el motor que impulsa el pensamiento, la conducta y la sociedad misma.
Esto coloca una profunda responsabilidad sobre los arquitectos. No somos meros constructores de objetos, sino moldeadores de percepción, emoción y significado. Los entornos que diseñamos pueden reforzar la alienación, la ansiedad y la jerarquía —o pueden cultivar empatía, conexión y dignidad.
Algunos proyectos ya encarnan este cambio. Los pabellones impersonales y resonantes de los hospitales modernistas han dado paso, en lugares como los Maggie’s Centres en el Reino Unido, a espacios de calidez, intimidad y luz. Estos centros demuestran que la arquitectura hace más que albergar el cuidado: se convierte en cuidado, modelando realidades de sanación en lugar de desesperanza.
La verdadera pregunta ya no es si la arquitectura crea realidades. La pregunta es:
¿Qué realidades estamos trayendo a la existencia —y para quién?
¿Y cómo podemos diseñar futuros que sean más inclusivos, empáticos y sostenibles?
Referencias
The Neuroscience of Reality https://www.scientificamerican.com/article/the-neuroscience-of-reality/
How does consciousness happen? Anil Seth speaks at TED2017. https://blog.ted.com/how-does-consciousness-happen-anil-seth-speaks-at-ted2017/
A phenomenological framework for describing architectural
experience. https://orca.cardiff.ac.uk/id/eprint/95941/1/Cork%20%28distribute%29.pdf
The Guggenheim: Critical Response https://www.pbs.org/kenburns/frank-lloyd-wright/guggenheim-critics
Psychology today: 3 Ways Your Beliefs Can Shape Your Reality. https://www.psychologytoday.com/gb/blog/in-love-and-war/201508/3-ways-your-beliefs-can-shape-your reality
Geometric Proportions in Measured Plans of the Pantheon of Rome. https://link.springer.com/article/10.1007/s00004-018-00423-2