Integrando neuroarquitectura, psicología ambiental y diseño biofílico

Tres formas de ver el espacio: Neuroarquitectura, Psicología Ambiental y Diseño Biofílico.

Un comienzo curioso

¿Por qué algunos espacios nos calman mientras que otros nos hacen sentir incómodos? ¿Por qué una caminata por el bosque nos recarga de energía, mientras que un pasillo ruidoso nos agota?

Durante décadas, diseñadores e investigadores han abordado estas preguntas desde distintos ángulos. En los últimos años, tres campos—la neuroarquitectura, la psicología ambiental y el diseño biofílico—han emergido como lentes poderosas para entender cómo el espacio moldea la experiencia humana. Sus orígenes son distintos, sus métodos también, pero sus conclusiones suelen coincidir. Y cuando las unimos, sucede algo aún más significativo.

Representación gráfica de las distintas disciplinas: Psicología Ambiental, Diseño Biofílico y Neuroarquitectura, mostrando sus orígenes y enfoque en el diseño centrado en el humano.

Qué son

  • Neuroarquitectura es la intersección entre la neurociencia y la arquitectura. Explora cómo el cerebro y el cuerpo responden a cualidades espaciales como la luz, la escala, la acústica o la orientación. Basada en la biología, busca correlaciones medibles entre el diseño y estados neurológicos como el estrés, la memoria, la concentración o la ansiedad espacial.
  • La Psicología Ambiental estudia la relación recíproca entre las personas y sus entornos. Se interesa menos por la estética y más por el comportamiento—cómo los espacios influyen en la atención, las emociones, la interacción social e incluso las decisiones éticas. Se nutre de la sociología, la psicología, la geografía y los estudios de diseño.
  • El Diseño Biofílico es una filosofía creativa basada en nuestra conexión evolutiva con la naturaleza. Parte del supuesto de que los seres humanos prosperan cuando están rodeados de elementos que reflejan sistemas naturales—como la luz del día, la vegetación, el agua o las formas orgánicas. Se apoya en la “hipótesis de la biofilia”, que propone que tenemos una necesidad innata de vincularnos con la naturaleza.
Representación visual de la neuroarquitectura, psicología ambiental y diseño biofílico, destacando sus enfoques en el cerebro, comportamiento y conexión con la naturaleza.

De dónde vienen

  • La Neuroarquitectura surgió con los avances en neurociencia y ciencias cognitivas a principios de los años 2000. Se desarrolló a medida que los arquitectos comenzaron a diseñar no solo en función de la forma o la función, sino también considerando cómo el cerebro percibe y habita el espacio.
  • La Psicología Ambiental emergió en los años 60 y 70, en plena expansión urbana, crisis de salud pública y desarrollo de viviendas masivas. Nació como respuesta a la creciente preocupación por el impacto del entorno construido en la salud mental, la conducta y la calidad de vida.

Cómo funcionan

Cada uno de estos campos emplea herramientas diferentes:

  • La Neuroarquitectura utiliza métodos basados en datos, como escáneres EEG, seguimiento ocular o monitoreo del ritmo cardíaco para observar cómo las personas responden fisiológicamente a las condiciones espaciales.
  • La Psicología Ambiental se apoya en investigaciones observacionales, auditorías ambientales, mapeo de comportamientos e incluso entrevistas cualitativas para comprender cómo actuamos y nos sentimos en distintos entornos.
  • El diseño biofílico se aplica a través de estrategias arquitectónicas e interiores—como el acceso visual a la naturaleza, la materialidad, el flujo de aire, la iluminación natural o el ritmo espacial—para fomentar el bienestar emocional y fisiológico.
Gráfico que ilustra las áreas clave de la neuroarquitectura, psicología ambiental y diseño biofílico, destacando sus enfoques y métodos centrados en el ser humano.

Objetivos comunes, distintos caminos

A pesar de sus diferencias, las tres disciplinas comparten un objetivo común: diseñar entornos que apoyen la salud, la cognición y la conexión humana.

Sin embargo, lo hacen de maneras complementarias:

La neuroarquitectura se centra en el cerebro. La psicología ambiental se centra en el comportamiento. El diseño biofílico se centra en la emoción y la naturaleza.

Ellos hablan en diferentes lenguajes—científico, social, ecológico—pero todos responden al mismo llamado: que el espacio importa. No de manera abstracta, sino personalmente, fisiológicamente, e incluso espiritualmente.

¿Por qué es relevante en este momento?

Vivimos en una época de sobrecarga sensorial, ansiedad climática y fatiga urbana. Muchas de nuestras ciudades, escuelas, hospitales y hogares no fueron construidos teniendo en cuenta la neurodiversidad, la salud mental o el equilibrio ecológico.

Por eso, estas disciplinas son más urgentes que nunca.

Nos recuerdan que el diseño no es neutral. Cada pared, pasillo, material o ventana influye en cómo nos sentimos, ya lo notemos o no.

Cuando integramos sus conocimientos, no solo construimos mejores espacios.

Creamos lugares que apoyan el descanso, el aprendizaje, el pertenecer y la alegría.

Una conclusión que converge

Aunque la neuroarquitectura, la psicología ambiental y el diseño biofílico provienen de mundos distintos, han llegado a conclusiones sorprendentemente similares:
Nuestros entornos no son simples fondos. Son participantes activos en nuestro bienestar.

Cada campo aporta algo que los otros no, pero juntos nos ofrecen una visión más completa y sensible de lo que significa sentirse bien en un espacio.

¿Y si dejáramos de diseñar solo edificios… y empezáramos a diseñar mejores experiencias de estar vivos?


References

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Kellert, S. R., Heerwagen, J. H., & Mador, M. L. (Eds.). (2008). Biophilic Design: The Theory, Science, and Practice of Bringing Buildings to Life. Wiley.

Terrapin Bright Green. (2014). 14 Patterns of Biophilic Design: Improving Health and Well-Being in the Built Environment. https://www.terrapinbrightgreen.com/reports/14-patterns/

Published by Patricia Fierro-Newton

Architect and researcher based in London. I founded Neurotectura to explore how architecture can support neurodivergent lives through more empathetic and inclusive design.

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